Cuando Adán pecó, el amor se volvió carnal, motivado por el interés personal. Después de la caída, el hombre no ha conocido el verdadero amor de Dios. Necesitamos el amor verdadero para creer en la gente. Dios cree en nosotros desde una posición de amor.
Dice la Escritura que el amor no es egoísta. Cada vez que damos amor debemos hacerlo pensando de otros. El amor es una atmósfera y el que camina en amor siempre camina en esperanza y optimismo.